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El cuento de Luna y Cerebrín: cómo nació y qué podemos enseñar sobre las pantallas

Siempre sentí la necesidad de explicarle la realidad tal cual es. A veces me escuchaba decirle: “celular no”, y enseguida me preguntaba por qué. Ahí fue cuando entendí que no quería que mi respuesta fuera un “porque sí”, sino una verdadera explicación.

El cuento de Luna y Cerebrín: cómo nació y qué podemos enseñar sobre las pantallas

Este proyecto nació en casa, de la mano de mi hija. Ella creó a Luna, un personaje que es prácticamente su retrato, y también dibujó a Cerebrín, el cerebro. Lo pensó en distintos estados: alegre, triste, cansado, confundido… según lo que pasa cuando pasamos mucho tiempo frente a las pantallas.

Siempre sentí la necesidad de explicarle la realidad tal cual es. A veces me escuchaba decirle: “celular no”, y enseguida me preguntaba por qué. Ahí fue cuando entendí que no quería que mi respuesta fuera un “porque sí”, sino una verdadera explicación.

Siguiendo un poco la línea Montessori que tanto me inspira, empecé a mostrarle ejemplos concretos:

    •    lo que veía en grupos de chicos con pantallas,

    •    lo que pasaba cuando esos mismos grupos jugaban sin tecnología,

    •    incluso experiencias de amigos y familiares.

Ella sola empezó a observar las diferencias y a sacar sus propias conclusiones. Se dio cuenta de cómo cambiaba el humor, la energía y la forma de jugar según hubiera pantalla o no.

De esa curiosidad y sus preguntas, nació la idea: hacer juntas un cuento para que otros niños también pudieran entender qué pasa en su propio cerebro cuando miran todo el tiempo el celular, la tablet o la compu. Así fue como creamos a Luna y Cerebrín.


El efecto de las pantallas en la infancia

Sabemos que las pantallas entretienen y hasta nos ayudan a resolver momentos del día, pero cuando ocupan demasiado espacio tienen consecuencias: menos imaginación, menos movimiento, más irritabilidad y hasta problemas de sueño.

No se trata de prohibirlas, sino de algo mucho más valioso: educar con conciencia. Mostrarles a los chicos lo que pasa, darles ejemplos que ellos puedan entender, y dejar que aprendan a observarlo también en su vida.


Cómo explicárselo con sinceridad

Los chicos entienden mucho más de lo que a veces creemos. No necesitan sermones, necesitan verdad y ejemplos claros. Algunas frases que usamos en casa:

    •    “La tele te divierte, pero tu cerebro también necesita inventar y crear.”

    •    “Cuando pasás mucho tiempo mirando una pantalla, Cerebrín se cansa y pierde sus colores.”

    •    “Cuando jugás, dibujás o inventás, Cerebrín se llena de energía y vuelve a brillar.”

De esa forma, ellos mismos empiezan a discernir y tomar decisiones más conscientes.

Un cuento como herramienta

Luna y Cerebrín no es un cuento para prohibir, sino para entender y educar. Queremos que los niños puedan identificarse, reírse, reflexionar y descubrir que tienen el poder de elegir.

Al escucharlo en familia, se abre la puerta para hablar, compartir experiencias y crear nuevas rutinas que incluyan juego libre, imaginación y momentos de calma sin pantallas.

✨ Así fue como un día común en casa se transformó en un cuento. Una historia hecha entre mamá e hija, con dibujos, preguntas, risas y reflexiones. Ojalá también pueda acompañar a tu familia a charlar sobre este tema y a mirar a las pantallas desde otro lugar.

📖 Descubrí el cuento de Cerebrín en nuestro canal de YouTube y Spotify y compartilo con tu peque.

Gracias por leerme,
Agos.

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